jueves, 14 de mayo de 2020

La responsabilidad compartida

La responsabilidad compartida

Responsabilidad Compartida 




Aprovecho el arte de @muyhumanos para expresar de manera gráfica lo que vi el día de hoy al caminar en el parque, luego de 60 días absolutamente en casa, decidimos bajar a caminar usando todas las medidas de precaución para cuidarnos a nosotros mismos y para cuidar a los demás. Los que me conocen saben que como ninguna precaución a la mano es exagerada, nosotros las usamos todas, al salir nos veíamos así:

Al caminar nos topamos con las distintas "formas de uso de la mascarilla", formas que no había visto en ningún tutorial de los que hemos recibido ni en ningún curso de formación para la prevención de los que hemos tomado, claramente formas que NO ayudan la prevención a la que estamos llamados como parte del mundo para disminuir los contagios y propagación del COVID-19.

El uso más común en el parque es el siguiente: Mascarilla en la muñeca colgada, al menos 10 personas la mañana de hoy usan esta estrategia o moda. Todo el que corría adoptó esta modalidad, a alguno que otro se le cayó y levantó para volver a colocar en la muñeca.


El uso que obtuvo el segundo lugar, es este debajo de la boca, cosa que no limita a los caminantes y corredores para el saludo y la conversación social.


En tercer lugar, un uso descubierto el día de hoy es mascarilla en mano, la llevo puesta pero para hablar, sentarme en el parque luego de correr y conversar mascarilla quitada y en mano.


Luego de este choque visual de la realidad, revisando varios chats de familiares, amigos y grupos de relacionados, escucho el tema de que la mascarilla es difícil, que no les deja respirar bien, que causa asfixia.., eso es cierto, lo he vivido hoy en mi breve caminata al parque, es muy molesta la mascarilla, incómoda, genera mayor sudor del normal, te produce cosquillas alrededor de la zona de la boca y definitivamente te causa falta de aire.

Sin pecar de positivismo ni ser absurda en el planteamiento, la verdad es que no quisiera imaginar lo incómoda que es la enfermedad, al pensarlo prefiero tolerar la incomodidad de la mascarilla porque además no quiero imaginar lo que sentiría si mi descuido causa mal a otros, que como nosotros el día de hoy, decidimos usar las precauciones y recomendaciones de lugar.

Este es el problema del COVID - 19 que nos empuja hacia un cambio paradigmático donde todos somos responsables y parte de la solución, donde la decisión de uno no es suficiente y donde la rigurosidad de una parte no vale sin la decisión rigurosa de la otra parte, siento impotencia de no poder cuidar lo suficiente a mi familia independientemente de las decisiones que tomemos en casa, nuestro bienestar también depende de los demás, de las decisiones de los demás.

Hábitos de cuidado, higiene y prevención el día de hoy son mandatorios, es importante aclarar que no son nuevos, pero debido al COVID-19 nos dejan sin opción a la ligereza, lavarse las manos se ha puesto de moda aunque ya sabíamos que debíamos lavarlas y el uso de mascarillas (que ya era un hábito en otras sociedades) nos previene del COVID y unas cuantas cosas más que ya existían. Sugiero leer y aprender las mejores prácticas para hacer más cómoda y llevadera la realidad, sin querer decir que no es incómodo, LO ES! es incómodo y es feo, peor aún, no estamos acostumbrados, pero es tiempo de adecuadnos a esta realidad que nos ha tocado vivir a nosotros los miembros de este año y de esta realidad.

El verdadero pico de esta situación es que somos seres sociales y estamos distanciados, esto no significa que seamos menos sociales, significa que por un tiempo debemos modificar los hábitos de socialización acostumbrados y establecidos por nuestra cultura, por favor comprendan que al escribirlo seco mis lágrimas, también a mi me hacen falta unos abrazos, unos apretones de mano y unas reuniones para charlar libre y abiertamente, extraño personas que ya tengo dos meses sin ver y que son un pedazo importante e imprescindible de mi corazón, pero hago el sacrificio por mi, por mi familia, por ellos y por toda la sociedad.

Ayer tuve la suerte de hablar con algunos Médicos muy conocedores del tema y que están en el frente abierto de la situación, mi mayor aprendizaje y reflexión al conversar con ellos es que esta situación se solucionará con DISCIPLINA, con rigurosidad, con mucha constancia y un enorme COMPROMISO. Nos cansemos, es el momento de demostrar que nos sacrificamos porque sabemos que somos parte de la SOLUCIÓN y que el sacrificio de hoy, es la puerta abierta para disfrutar el mañana.

#quedateencasa

Ángela Español 
apasionada por la educación





martes, 21 de abril de 2020

Así se ven mis 43 en tiempos de COVID

Así se ven mis 43 en tiempos de COVID




Así se ven mis 43 en tiempos de COVID-19

En estos días, viendo llegar mi cumpleaños dentro de casa, para cuidarme y cuidar a los demás, he aprendido a valorar cada rincón del espacio que me pertenece, mi hogar, este pedacito de mundo que en cada esquina tiene un poquito de mi, de mis colores y de mis gustos, casi se respira mi alma al caminar en los pasillos de mi pequeña y hermosa morada. Me doy cuenta que siempre hay flores, que el amarillo y el azul nunca faltan. También he notado que me despierta el cantar de las aves, el abrazo de mi esposo, la calidez en la sonrisa de Verónica y el aroma a café de la primera colada de Annette, ya no tanto el sonar del despertador y las prisas por el horario de entrada y las urgencias de las agendas cruzadas de todos en casa, más bien me han despertado las ideas y los ideales, el ánimo y el compromiso, el deseo de aportar y compartir con el resto del mundo, sobre todo con los que forman parte de mi mundo.
He notado, que en estas 43 vueltas al sol, tengo todo lo que quiero, cosecho lo que he sembrado y tengo la fuerza para seguir sembrando, todavía un rato más. Esa fuerza, me ha sorprendido especialmente esos días, en la distancia de la cuarentena, luego de llevar años queriendo y pidiendo ser menos fuerte, menos valiente, menos clara, menos perceptiva y menos inmensamente humana, porque a veces con ese ser tan particular, tan mío..., debo admitir que si, que a veces también sufro. Para mi alegría y paz, en estos días, he logrado conciliar esa lucha de quien soy valiente y sólida, así como me ha hecho la vida, cómo me ha enseñado el camino y aceptarme sin perder mi sensibilidad humana, me ha asaltado este tiempo con menos quejas sobre mi misma y con más satisfacción al verme en el espejo y percibir no solo mi rostro sino mi yo completo, transparente y claro, sin miedo y sin pendientes, disfrutando detalles que posiblemente, lo acepto, antes de ayer aún me molestaban.
Confieso que en estos días, también he llorado, he recordado que me duele la tristeza humana y que el sufrimiento del mundo se vuelve mi sufrimiento, por más lejano o cercano que se encuentre, siempre ha sido así, solo que de ahora en adelante me permito llorar y comprender que de vez en cuando puedo llorar.
Me alegra saber que al despertar, confirmo la necesidad de las personas que tengo cerca, no lo hago obligada, lo hago por amor y con todo mi corazón, al hacerlo, comprendo que solo la madurez que me ha dado los años me permite sin egoísmo, dar sin esperar nada a cambio y lo más hermoso disfrutar dando mucho más de lo que toda la vida disfruté recibiendo. Esto se ha convertido para mí en una nueva definición del amor, un amor que me gusta y deseo conservar en mi vida.
En estos días, reconozco que cambiaría un nuevo brillante por un café con mi mamá y mi hermana,   por un par de abrazos de mis sobrinos y un vino con mi hermano y mi cuñada, una pizza hecha con la sonrisa de mi cuñado y cambiaría mi joyero completo por conocer a Sara y hasta declinaría una colección completa de tazas de café solo por disfrutar un rato de mi reunión familiar este día y aún así, todo eso es poco, en comparación a mi único y real deseo, que estén bien, que permanezcan bien y que aunque estemos lejos, tengamos la certeza y la fe de que pronto nos volveremos a encontrar. Esperaré con calma y paz, que sea el momento, porque los momentos de Dios son perfectos, solo es necesario saber esperar.
En este camino de 43 años, he perdido cosas y cada día estoy más convencida de que lo material es fácilmente recuperable, hace mucho tiempo que nada material me seduce y eso me hace feliz. También en el mismo camino he perdido personas vitales en mi vida y eso representa cicatrices en mi corazón que aunque recuperadas dejan una huella pero que en definitiva me hacen ser quien soy, admito hoy, que uno de mis abrazos favoritos este día, era ese abrazo de mi papi temprano al despertar, uno que ya hace años solo tengo en mis recuerdos, aún así vivo agradecida, de poder recordarlo.
Hoy no pido nada para mí, pido por el mundo, para que esta guerra llena de batallas diarias termine, que podamos finalmente levantar la bandera de la paz y seguir adelante.
A pesar de la adversidad que enfrentamos, hoy celebro mis 43 y lo hago con un corazón lleno de GRATITUD.