viernes, 22 de abril de 2022

Llegan mis 45 y mi corazón está ocupado

Llegan mis 45 y mi corazón está ocupado


Llegan mis 45 y mi corazón está ocupado

Tan feliz que estoy, todo el que me conoce sabe que me gusta cumplir años, que celbrar la vida no me alzanza un solo día y que mi corazón reboza de gratitud con la oportunidad de cada día vivido, qué gran regalo!!! 

 

Durante los 365 días de mis 44 años estuve MUY ocupada, estuve ocupada madurando, saliendo adelante, creciendo en dignidad, empatía y compasión, desarrollando la paciencia (estratégica) y ejerciendo la prudencia, sobre todo estuve ocupada aprendiendo mucho, en especial de mis errores y de mis complejidades (un doctorado). 

 

Hoy cumpliendo mis 45, al soplar mis velitas, pediré nuevamente tener mi corazón tan ocupado como estuvo el último año.

 

He descubierto, finalmente, la diferencia entre estar ocupado vs. tener el corazón ocupado, debo reconocer que no ha sido un camino sencillo, tampoco ha sido pura felicidad, algunos días los cuestionamientos, miedo, incertidumbre, dudas y desesperanza entraron en mi alma sin pedir permiso, y en arduas, largas e inconclusas reflexiones logré, poco a poco, despejarlo (casi todo).

 

En la gratitud que me acompaña, en un año donde todo se presenta difícil, turvio, inconcluso y todo a medias o en retraso, para ser reconstruido, pude lograr llevar luz a muchos lugares donde con humildad logré entrar, lo hice luego de encontrar mi propia luz que tambén estaba opacada y necesitaba ser reencontrada, moldeada, acompañada y animada.

 

Reconozco también, que hay lugares donde no he podido entrar, aún queriendo hacerlo, creyendo que puedo hacerlo, entonces con altas dosis de enseñanza he reaprendido a esperar, a observar, a escuchar y recordar que todo tiene su tiempo, un tiempo que no necesariamente coincide con el mío, pero que es perfecto si me encuentra paciente, dispuesta y en crecimiento. 

 

He aprendido a perdonar por amor pero además con amor, eso admito que no sabía cómo hacerlo. La decisión viene de conocerme con mayor profundidad, con saber el daño y el cambio que me produce no perdonar oportunamente, la distracción que me provoca y la atención que me resta, entonces, con total responsabilidad hacia mi persona, hacia los retos y compromisos entregados en mis manos y hacia las personas que dependen de mi afectivamente, decido perdonar, un acto que requiere mucho VALOR, mucha fortaleza, mucha serenidad, humildad y un tanto de confianza en la decisión. 

 

He aprendido a ayudar, en el momento que el otro me necesita y para lo que me necesita, no en el momento que quiero ayudar o con lo que deseo ayudar, me he reencontrado con la infinita dicha que ofrece el dar muy por encima del recibir. Aún así, en mi imperfección humana, aún hay días donde añoro, sobre todo de algunas personas que he elegido como especiales en mi vida (que comprendo y acepto que no necesariamente me han elegido a mi, y lo respeto), pero imperfecta al fin, sigo deseando obtener un detalle, dos palabras y un abrazo, cuando yo lo necesito y no cuando necesiten darlo. 

 

En todo este tiempo de crisis se han presentado dos caminos, seguir o declinar, declinar siempre es la ruta más sencilla en el momento, sin embargo, es la más difícil a largo plazo, la que más cuesta, con la que más se sufre y con la que más deuda se acumula. En la ruta de seguir, que es la más difícil en el momento y al mismo tiempo la más satisfactoria en el camino, se necesita tener mucho coraje, valor e incluso un poco de locura, admito que tengo un poco de todo, por eso siempre sigo adelante.

 

Seguir, es mi única alternativa, es lo que construye la resiliencia, una palabra que se ha puesto muy de moda pero que muchos ya conocíamos porque la vida ya no había enseñado. 

 

Se perfectamente cómo se siente una pérdida podría describir con palabras, olores y sensaciones lo que implica ese inexplicable vacío, por suerte también se cómo se siente la ilusión, la esperanza y cómo se construye y edifica diariamente la fe, qué importante ha sido esta maleta de valores en mis manos durante toda esta pandemia. 

 

Este año, luego de dos años recibiendo abrazos virtuales, agradezco el calor, el afecto, la cercanía y la generosidad en expresarme el amor de todas las personas en mi camino, a quienes en distintos espacios conozco, aprecio, valoro, con quienes comparto pasiones y luchas, amores y esfuerzos SENCILLAMENTE GRACIAS hacen de mi vida un lugar mucho mejor y me recuerdan a cada instante ¡!Qué bonita es esta vida!

 

Ojalá yo, desde mi corazón, sea parte de hacer que todas las personas en mi camino también encuentren la felicidad de vivir y al hacerlo apegarse a la oportunidad que nos regala cada nuevo día.